El cierre de fronteras ha limitado la llegada de esquiladores extranjeros
Las consecuencias de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus COVID-19 no sólo afectan a las personas. También, indirectamente, la ganadería de ovino puede sufrir o está sufriendo ya sus consecuencias, sobre todo en lo que respecta a la falta de mano de obra especializada para el tradicional trabajo del esquileo de ovejas.
Estamos en época de esquila, un oficio que, por ser sacrificado, duro y de gran esfuerzo físico, ha sido un trabajo en el que no se ha producido el relevo generacional, ya que los esquiladores que realizaban esta tarea han ido jubilándose y los jóvenes le han ido dando de lado a este antiguo oficio.
Este es el motivo, explican desde la Cooperativa Ganadera de Castuera (COVICA), por el que desde hace años han ido llegando progresivamente a España esquiladores cualificados desde Uruguay, Rumania, Polonia o Ucrania, entre otras nacionalidades.
Una mano de obra, que desde COVICA, consideran que es muy necesaria para poder hacer este trabajo «a su debido tiempo», y que actualmente, debido a la pandemia del coronavirus, «tienen restringido, por el momento, su entrada en España».
Ante esta situación, toda vez que el real decreto del Gobierno publicado a finales de marzo considera el esquilado de las ovejas como «labor esencial» dentro del estado de alarma para garantizar el bienestar de los animales, desde la sectorial de Ovino se ha pedido a las administraciones que se busque la formula, para que, con las debidas garantías sanitarias, puedan llegar estos trabajadores.
El otro gran problema de la lana, apuntan desde COVICA, es su comercialización ya que, «ahora mismo su mercado está parado y su valor es cero».
Ante esta situación, explican, Comercial Ovino dará un anticipo a sus socios por kilo de lana entregada, «en una cuantía aún por determinar», y posteriormente se liquidará, «según vaya respondiendo el mercado a lo largo del año».