Municipios incluidos en la ruta: Castuera, Quintana de la Serena, Zalamea de la Serena, Esparragosa de la Serena, Puerto Hurraco y Monterrubio de la Serena.
Tipo de sendero: Ruta en coche por camino, pista asfaltada y carretera
Longitud aproximada: 62 Km
Duración aproximada: 1 jornada
Tipo: Circular
Inicio y fin: Comienza y finaliza en Castuera
Dificultad: Baja, fácil
Recomendaciones: Hacer la ruta en coche. Se recomienda realizar la ruta en los meses de otoño, invierno y primavera para evitar las altas temperaturas que se alcanzan en verano en esta zona. Llevar calzado adecuado, ropa cómoda y ligera.
Más información sobre la ruta: http://turismolaserena.es/
Descripción: Partiendo de Castuera hay 2 opciones: a) tomar dirección a Campanario por la EX-104 hasta cruzar el río Guadalegra e inmediatamente tomar el primer camino de tierra a la izquierda que nos llevará hasta las Estación de FFCC de Quintana de la Serena y desde aquí por carretera hasta esta localidad (hay que cruzar un paso a nivel sin barrera) cruzando por las Dehesas de Badija, una de las mejor conservadas de La Serena y uno de los principales comederos de Grulla Común de La Serena; o b) tomar directamente la carretera a Quintana de la Serena desde Castuera.
Una vez en Quintana de la Serena tomamos dirección a Zalamaea de la Serena para desde aquí llegar a Esparragosa de la Serena adentrándonos en dehesas centenarias. Continuando por esta carretera llegamos a Puerto Hurraco y después a Monterrubio de la Serena. Desde aquí cogemos una pista asfaltada que nos llevará por mitad de las dehesas de Los Berciales a Castuera, pudiendo disfrutar en su recorrido de unas impresionantes vistas de paisaje adehesado.
El bosque y matorral mediterráneo está representado en La Serena por la Dehesa, con una categoría que por sí sola habla de su importancia: “Real Dehesa de La Serena”. El título le fue otorgado el 17 de Septiembre de 1734. Este bosque aclarado es un recurso natural, económico y social de valor incalculable, que ha sido mantenido gracias al uso sostenible del hombre mediante un sistema de explotación agro-silvo-pastoril.
Se trata de encinas centenarias que han permanecido en el tiempo conviviendo con más de 50 especies de aves a las que dan cobijo sus troncos y ramas, entre las que destacan el milano real y negro y el elanio azul; sus frutos sirven de alimento a herbívoros como el ciervo o el simpático lirón careto y a la emblemática grulla común, que cada año en grupos de miles de ejemplares viajan desde las frías tierras del norte de Europa hasta La Serena para pasar el invierno, alimentándose principalmente de bellotas, y ofreciéndonos un espectáculo irrepetible: el paso a primeras horas de la mañana con toda la majestuosidad que les caracteriza desde los dormideros en las zonas húmedas hasta los comederos de las dehesas y al atardecer en sentido contrario.